viernes, 19 de noviembre de 2010

ÉTICA JUVENIL: ¿HACIA DÓNDE VAMOS?

Cuando hablamos de valores estamos entrando en el campo de la ética y de lo moral. Ambos conceptos tienen un origen etimológico similar. Ética viene del griego ethos y moral viene del latín mos, moris, more y significa costumbres y carácter. La ética es muchas veces conocida como aquella disciplina que trata de responder a la pregunta socrática: ¿Cómo se ha de vivir?
¿Quién puede decir cómo deben vivir los jóvenes? En la actualidad vemos cierto consenso en que estamos yendo por un mal camino y cada día los jóvenes se comportan en maneras que perjudican el bienestar de la sociedad. Como ejemplo de esto, podemos hablar de las pandillas juveniles, de los inverosímiles casos de asesinato entre parejas adolescentes, de la falta de obediencia y respeto que hoy existe hacia los padres, de los embarazos no deseados, y en fin de muchas otras cosas más. Si bien es cierto, la mayoría concuerda en que todo lo anterior está mal, es mucho más difícil llegar a un acuerdo en aquello que se debe promover.
De hecho, muchos pensadores, filósofos, sociólogos, antropólogos, tratan de encontrar valores ideales, transversales a todas las culturas, que nos identifiquen como seres humanos. Martha Nussbaum, una reconocida profesional del desarrollo escribe en defensa de los “valores universales”, desde un enfoque de capacidades, donde propone una lista de capacidades que todo ser humano debería tener no importando a que cultura especifica pertenezca, como por ejemplo la vida, salud, emociones, pensamiento, etc.
Ahora, existen corrientes anti-universalistas (están en contra de Nussbaum) que utilizan el relativismo cultural como una herramienta para justificar cualquier actividad de cualquier grupo. Es decir, todo puede ser bueno, depende de cómo lo mires, no existen valores universales, categóricos, fundamentales.
Alejandro Ortiz (Antropólogo, PUCP) comenta: “el excesivo uso del relativismo cultural es peligroso y nos está llevando a un cinismo. Pues nunca tomamos posición en nada, hay que tener equilibrio. El relativismo cultural debería ser una herramienta al servicio de las ciencias sociales, mas no del ciudadano común y corriente”.
Yo estoy de acuerdo, la peor posición de todas, es no tener ninguna.
Covey (escritor del libro: 7 hábitos de las personas altamente efectivas), habla de principios, como verdades indiscutibles, evidentes, leyes naturales que no pueden ser quebrantadas, y si hablaba de mapas cuando se refería a valores, los principios son el territorio, es decir mientras nuestros valores se acerquen más a esa realidad ideal, nos llevara a vivir una vida bajo estos principios. Por ejemplo, Rectitud (Nos lleva a pensar en justicia – equidad, muchas formas de llegar), Integridad, Honestidad, Dignidad Humana.
Así como Covey o Nussbaum, creo personalmente que las juventudes necesitan valores como la integridad, la familia, el trabajo, el respeto, la vida y la honestidad,
En todo caso, se debe crear espacios en donde se promueva la participación de diversos sectores de la sociedad, entre ellos por supuesto, la juventud, donde se encuentren consensos sobre cuáles deben ser estos “valores ideales” y luego diseñar acciones sobre las brechas existentes.
Nos encontramos frente a un reto muy grande, el cambio de paradigmas mentales de las juventudes, el cambio de mapa por uno que muestre mejor el territorio.
Para ilustrar la importancia del cambio de paradigma quiero compartir una narración de un marinero en altamar:
Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento habían estado de maniobras en el mar con tempestad durante varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era pobre; había niebla, de modo que el capitán permanecía sobre el puente supervisando todas las actividades.
Poco después que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informo: “Luz a estribor”.
¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?”, grito el capitán.
El vigía respondió: “Directo, capitán”, lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.
El capitán llamo al encargado de emitir señales. “Envía este mensaje: estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo”.
Llego otra señal de respuesta: “aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo”.
El capitán dijo: “Contéstele: Soy capitán; cambie su rumbo 20 grados”. “Soy marinero de segunda clase – nos respondieron -. Mejor cambie su rumbo 20 grados.
El capitán ya estaba muy molesto. Grito: “Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados”. La linterna del interlocutor envió su último mensaje: “Yo soy un faro”.
Finalmente cambiamos nuestro rumbo.
De eso se trata, de encontrar esos faros, esas luces, esos principios que guíen nuestra vida porque de lo contrario podemos colisionar y hundirnos. ¿Es posible? Yo lo veo todos los meses como cientos de jóvenes separan un tiempo y tienen un encuentro con su creador, es allí donde se dan cuenta que existe esa luz que ilumina sus vidas y todo adquiere un nuevo sentido. Los jóvenes deben encontrar esa luz.

Juan José Leguía
Director Ejecutivo
     Impacto

2 comentarios:

  1. te das cuenta, que los problemas de embarazo y pandillas están desde hace muchísimo tiempo antes de los años 20 podría decir, los embarazos no deseados siempre han estado y mucho mas en años en los que no existía el condón, o simplemente no se prestaba atención a la educación sexual, tu blog a pesar de ser la única respuesta que he encontrado a mi tarea de Ética no tiene sentido, ya que estas mostrando los mismo problemas de hace mas de 50 años.

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    1. Se nota que debes tener mas de 50 años y una mente totalmente chapada a la antigua.

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